domingo, 16 de febrero de 2014

¿Qué necesita un psicoterapeuta para acompañar en un proceso de duelo?




Para acompañar un proceso de duelo de una persona y que esté proceso sea exitoso para esa persona el psicoterapeuta lo primero de todo haber realizado el mismo en su piel un proceso de duelo, ya que además de ser de gran ayuda y liberación para el propio psicoterapeuta, el haber pasado un proceso de duelo capacita al psicoterapeuta a entender, empatizar y colocarse en el lugar de la persona que va a realizar un duelo.
Tras este primer requisito, un psicoterapeuta necesita confiar en su paciente, darle la impresión verdadera y honesta de que sabes y crees en su capacidad para realizar este duelo.
Un psicoterapeuta para acompañar un duelo además necesita tener un gran sentido del respeto que haga sentir al paciente que lo que está viviendo, experimentando es válido desde la primera negación de lo ocurrido hasta el momento espectacular de sentir gratitud tras el perdón. Este respeto es crucial para que él paciente poco a poco dejé de negar lo que está ocurriendo, porqué el psicoterapeuta está validando que necesite negar lo ocurrido al principio para prepararse a la aceptación después. Este respeto, esté mensaje de “está bien que estés así, está bien que ahora no quieras mirar, está bien que niegues lo ocurrido” relaja al paciente y le permite sentir esa negación que en mi opinión es un mecanismo de defensa para no sentir súbitamente el profundo dolor de la pérdida, por ello un psicoterapeuta necesita tener la habilidad para poco a poco ir instando al paciente a racionalizar lo ocurrido, al ritmo que necesite el propio paciente. Este respeto también fomenta que el paciente se sienta seguro para poder expresar la tristeza por lo perdido, la rabia por lo incompleto y el miedo por el vacio que nos deja una perdida ( sea cual sea y variando la intensidad de las emociones según la profundidad del vínculo con el objeto/sujeto/relación perdido).
Un buen psicoterapeuta en un proceso de duelo será y se mostrará cercano, accesible, cálido , incondicional ante las expresiones emocionales del paciente, ante su frustración, su tristeza , su rabia y su miedo. Ante todas ellas hará sentir al paciente mediante la cercanía física, emocional y racional del propio psicoterapeuta que no está solo, que está bien que se exprese, que liberé, que desbordé, que deje de retener esas emociones que producen bloqueos. Un psicoterapeuta necesitará paciencia que viene dada con el respeto del que hablaba antes, y sabrá indagar con el paciente en las causas profundas de esos dolores emocionales, utilizando el arte de las preguntas y de los silencios, donde el paciente podrá realizar su propia toma de conciencia y preguntarse ¿cómo le afectan esos dolores? ¿para qué los mantiene?estas preguntas estarán presentes en todas las fases para asegurarnos que el paciente decide de manera autónoma y sanadora.
 El psicoterapeuta para hacer un buen duelo ha de ser tremendamente CREATIVO. En un proceso de duelo al tener que canalizar la energía (emociones) que está bloqueada, el paciente necesita hacer algo real, físico, tangible y símbolico que libere esas emociones. Necesita llevar a cabo rituales. Por esta razón el psicoterapeuta tiene que estar dotado de creatividad que facilite y le de ideas y estimule al paciente a realizar rituales para liberar esa energía. En mi opinión hay rituales clásicos como son los funerales, el entierro, las cartas de despedida etc. Sin embargo no todas las personas utilizan y les sirve el mismo tipo de simbología y de rituales y por ello el psicoterapeuta ha de ser creativo para ayudar a la persona en proceso de duelo a encontrar los rituales que realmente le sirvan. Ayudarle a descubrirlos y crearlos. La persona en esos momentos puede estar bloqueada o centrada en el duelo y su creatividad puede no estar en pleno fulgor, pero con la ayuda del psicoterapeuta, el paciente puede reactivar su creatividad e incluso sentir esa creatividad como algo positivo, como un punto de luz. Una mente abierta y creativa por parte del psicoterapeuta hará que para el paciente que no conecte con los rituales clásicos encuentre su camino de liberación, perdón y más adelante gratitud.
Por último el psicoterapeuta ayudará a recordar y fomentará la etapa de gratitud, ya que quedarse con lo fructífero de cualquier relación es lo que nos hace crecer a todos.

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