domingo, 19 de julio de 2015

PESAR

Ayer por la noche mi mente se disipó y sentía el cerebro esparcido por mi cráneo, derretido y palpitante: lento. Ahí es cuando todo lo que tiene que salir del cuerpo adormecido sale, las luces disparan a los ojos. La mirada gira, el sonido se olvida. Apareció un batido de vainilla a la 1:00 a.m, delicioso. Se me hincho la tripa como un globito de cumpleaños,

-aunque este había sido hace una semana.-

 La pajita era rosa con estrellas blancas, al terminar la limpié y me la lleve a casa. Está en mi bolso, no se que haré con ella. La mesa sobre la que reposaban mis brazos y mis codos era de rayas blancas y rojas, de mirarlas acabé mareada.
Volver a casa, mi cama blanca, el sueño, dormir, cerrar los ojos y acabar con aquel color flúor estridente.

-Eso hice. –

Ahora por la mañana, despierto con la luz azul blanquecina que se desliza por debajo del estor tupido, me gusta ese color, me gusta la sensación de escondite  que me proporciona. Y así me levanto de mi cama y abro las contraventanas y entra el día entero por los cristales, inspiro, quiero más, abro las ventanas y se escucha el corta césped en el patio ajardinado donde el portero de los domingos, cada domingo corta el césped, despacio, arrastrando sus pies.
Mi estómago molesta, se queja, desayunar despacio, sin prisa, caminar mil veces de la cocina a mi cuarto, pocas veces desayuno fuera de mi cuarto.

-Galletas, Té. Té de melón blanco, galletas con pepitas de chocolate, solo he probado el té por ahora, estoy escribiendo.-

 He preparado el té con las manos y me he manchado de hojas verdes y secas la mano derecha me ha gustado la sensación, comer con las manos y los labios y la boca. Y colocar los ojos sobre la comida breves instantes, comer sin mirar, comer con dientes y la lengua y el paladar sentir las mejillas calientes por dentro, moviendo la comida de un lado a otro. Sentir el calor en las yemas de los dedos y apagarlo con mi tacto y mantener la temperatura suficiente entre mis dedos para que al llegar a la boca, apetezca saborear. Agua. Zumo. Vino. Todo frio.

-Quisiera poder olvidarme de las bebidas con gas. –

Comer hablando, riendo. Compartir comida. Compartir la noche. Compartir el calor, la ciudad, el ruido.
Las calles sucias y las calles limpias pasar de unas a otras, todas ardiendo.
Volver a casa de día o de noche o por la tarde,

-echo de menos la lluvia que se llevaría el aire caliente que sopla. Sopla.-

 Volver a casa, a mi cuarto fresco  que ahora huele a agua marina tras un baño de ayer, con velas, incienso, huele muy bien.

-Apetece estar aquí. Por eso estoy aquí. Escribiendo.-

 Escribo y siento que hoy, ahora solo podría estar sola así escribiendo, si no, no podría.
¿Qué hay detrás de esta verborrea? ¿Qué hay detrás de escribir? Nada, todo. Todo  es por su propio peso. Ahora mismo esto pesa. Está siendo y eso pesa, como un recién nacido. 3, 200 Kg. El batido de vainilla, el cerebro desplomado, esparcido entre huesos, el tazón de té, las galletas, la lengua pesa. Las manos. Todo pesa, quizá hoy y ahora, escribir este siendo eso,  medir el peso de la vida.
A una amiga mía le gustan mucho las piedras últimamente, las colecciona, las baña en agua, no pretende regarlas que consté, las piedras no necesitan crecer. Ya pesan. Ya son. Leer, escribiendo esto pienso en Amelie Nothomb, en Marguerite Duras y ligeramente en Gabriel García Márquez. Me inspiran en esto. Me gusta leerles me llena la boca de masa de garbanzos con canela y luego me dan agua y explota en una fiesta en mi pecho. Eso me ocurre al leerles. Soy consciente de que acabo de hacer un NAME DROPPING, elegante. Pesan.

-Escribir hoy, ahora, para mi es Medir y exponer el peso de las cosas. –

Volar es levantar ese peso y alejarlo o elevarlo lejos del suelo, donde están en general las cosas que pesan.
Hoy bañaré mis piedras en agua, como hace mi amiga. Me pondré crema en las piernas, encenderé incienso y ahí cerraré la ventana. El agua marina no la comparto.
 El mar me espera, lo siento muy adentro, me llama. Yo le respondo. Iré en breves. El mar lo sabe y por eso me llama directa al pecho. Grito por dentro, respiro por fuera. Al meterme en el mar entraré con todo mi peso, caeré como una piedra.
-Eso también es escribir gritar por dentro, respirar por fuera e invertir el orden de esas palabras.-
Sentir conscientemente es pesar, es tener peso. Es ESTAR.
Hoy como y bebo
Hoy escribo.
Hoy peso.

Hoy estoy aquí.