El cuello empieza a tensarse , por el lado derecho , la mueca de dolor es grotesca y las lagrimas caen a borbotones y pesan . Y es que construir universos de cristal dentro del corazón sin siquiera prestarle atención , duele y mucho.
Universos llenos de figuras frágiles pero irresistiblemente bellas , figuras transparentes que te dejan ver la realidad a través de ellas de una forma algo borrosa y a lo que obviamente no haces caso , te deslizas por un suave suelo de cristal y te lanzas girando entre figura y figura . Acabas hipnotizado por el reflejo de la luz que no sale de dentro sino que se refleja desde fuera y sueñas subida en la cima de la figura más alta.
No piensas en otra cosa que no sea el perfecto movimiento de la orbe cristalizada que llevas dentro y una sacudida de sentimientos a veces hace alguna grieta con la que más tarde te cortas y sangras algo , pero te es igual.
No piensas que un día los sentimientos que yacen a las afueras de tu orbe van a arremeter contra ella sin piedad , no piensas que la realidad que envuelve la orbe se va encogiendo de tal forma que solo puede caber en tu corazón .
De pronto llega el día en que todo esto ocurre:
Y se rompe tu orbe y se quiebran todos los cristales y surge una y otra vez el amor exigiendo ser escuchado .
Y entonces haces la maletas , y te vas de viaje , jurándote que no volverás hasta que tu fuero interno deje de predicarle la eternidad …
