lunes, 3 de mayo de 2010

Preguntame.

Perdí algo hace un tiempo, ¿Por qué abandone una parte de mí? ¿Porque he dejado arrinconados aquellos pensamientos que antes ocupaban todo el espacio de mi mente?
Acaso ese agujero negro de mi existencia ha dejado de parecerme atractivo? Me he decantado por la esperanza que gotea a veces desde el cielo. Ahora me dejo fascinar por las luces que destellan calor. No dejo de buscar en mi aquello que perdurara siempre. Me he alejado de de un rincón que antes palpitaba con fuerza ¿Por qué lo he hecho? ¿Por qué merecía la pena? ¿Es acaso esto último demasiado fácil? Y que palabras son las salen de mi interior, tristeza, melancolía? O es más bien nostalgia y apatía?
Sin embargo sigo estremeciéndome cuando recibo una sonrisa inesperada, sigo agarrándome a la ilusión de poder volar.
Cada vez me gusta más la velocidad. Y desde hace un tiempo el sabor del zumo de manzana ya no es lo mismo.
Me provocan emociones los pájaros por las mañanas y el olor a primavera creciente. Nunca me había fijado en algo así.
De pronto me defiendo y otras veces no.
Y ahora me atrevo a llorar delante de una persona.
¿Dónde han quedado esos días interminables de locuras desbordantes de mi boca? Ahora se concentran en pequeños instantes. ¿Donde se esconden los ideales que había elevado ante mí?
¿Donde residen aquellas necesidades de pertenecer? Han desaparecido.
¿Donde yacen aquellas ideas fuertes sobre la vida que antes tenía? Ahora lo pongo todo en duda.
A veces me siento como una cascada de energía, otras veces lloro cada noche por tonterías, disfruto del sabor dulce, y huelo ese árbol que está cerca de mi casa. Sonrió ante tu presencia y creo en tus actos y palabras. Dudo de los demás y confió en mi misma, justo lo opuesto hasta hace un tiempo.
Sigo sin aprender la lección más importante para mí,
Mi corazón se alza sobre su reino.