Porque no me puedo esconder y guardar en un cajón mis sentimientos. Porque se apodera de mi un deseo desesperado, un sueño. Porque solo puedo respirar y sonreír después de haber escrito o hablado. Y no cambia nada. Todo se repite a diferentes velocidades en mi cabeza. Primero recuerdos, luego llanto, luego dolor, luego alguna sonrisa, alguna sonrisa algún recuerdo, más llanto. Otra sonrisa. Y de pronto una luz cegadora que ilumina todo lo que tengo por delante y me mantiene cerca del fuego. De su fuego que veo detrás de una ventana. Y yo espero en la oscuridad sin romper el cristal. Me estoy preparando para ello porque quiero jugar con esa llama porque quiero quemarme toda la piel. Porque tiemblo por sangrar hasta la anemia.
Porque tengo que empezar a caminar yo. Porque soy yo la que tiene que emitir algún sonido con la voz aunque este rota. Porque soy yo la que debe tender la mano y agarrar lo que sea que pueda coger. Porque con palabras ya no llego a ninguna parte. Porque quizás me estés esperando tú. Porque es lo último que puedo hacer. Y quizás pierda todo lo que ya tengo.
Y si necesito más gritare.
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