A veces me angustia el porqué, a veces querría no pensarlo, olerlo, intuirlo, pero sin poder evitarlo, lo sé.
Otras veces acaricio la lejanía de las causas que yacen lejos del ahora. El ahora tan brillante, tan suave, tan intenso para mí. Otras veces ando ciega y tu mano me guía con fervor por tus calles y escondites. Tus ojos me iluminan con miradas de ternura, y noto como desaparece todo el miedo en mí. Pero cuando marchas, lloro.
Aunque mi única razón de ser es esa…y también mi única razón de no ser.
“Soñé que mi cuerpo ascendía etéreo,
Que mi sangre roja teñía la hierba
Y que las montañas temblaban de amor.
Soñé que soñaba
Y un pájaro negro traspaso la niebla
Desnudo mi pecho y lo atravesó”
Marga Clark.
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